domingo, 15 de noviembre de 2015

PERFUMES, VELAS AROMÁTICAS, INCIENSOS Y AMBIENTADORES EN EL ANTIGUO EGIPTO.

Desde hace siglos, los hombres y mujeres han tenido interés en perfumarse. Las fragancias de las flores, de las frutas, especias y de la madera, eran tan placenteras, que las personas pertenecientes a las altas jerarquías de la antigüedad hicieron todo lo posible para atrapar dichos aromas en un frasco de cristal. Les encantaba la idea de que sus palacios sorprendieran con fragancias agradables de flores y maderas de oriente a sus visitantes.
En Egipto, a los asistentes a las cenas reales, eran recibidos con guirnaldas perfumadas en la entrada. Las paredes y suelos se cubrían con pétalos y flores que perfumaban el banquete. No obstante, inicialmente los perfumes no fueron creados para agradar a los humanos, sino para deleitar a los dioses.

En Mesopotamia nació el perfume en forma de incienso. Éste se ofrecía a los dioses para endulzar el olor que desprendían los animales quemados en los sacrificios. Los sacerdotes se subían en lo más alto de la torre de Babel, donde quemaban el incienso para que llegara más allá de las nubes y los dioses lo percibieran. Posteriormente el uso del perfume fue permitido a los sacerdotes. A continuación a los reyes, que encarnaban a los dioses en la Tierra. Más tarde a los lideres, y así, sucesivamente, hasta su uso se hizo generalizado en toda la sociedad. Egipto fue la primera civilización en utilizar el perfume de forma regular. 

Durante el reinado de la reina Hatsheut, hacia el año 1558 a.c, el uso de perfume era como una obsesión en la sociedad. La reina poseía grandes jardines de flores y ordenaba la quema de inciensos en las terrazas para que el aroma perfumara su palacio. El Dios Amón dió la orden a Hatsheut que "tanto el cielo como la tierra debían estar bañados de incienso y mirra". Era tan importante el perfume, que contaba con su propia divinidad, Nefertum "La flor de loto perfumada en la nariz de Re". 

Cleopatra fue sin duda la reina del perfume. Recibió a Marco Antonio en sus aposentos repletos de velas perfumadas. Habitualmente se bañaba en perfume, para deleite de sus amantes.
En Egipto se utilizaban los perfumes e inciensos en los rituales sagrados y en los embalsamientos. No obstante, sus propiedades estéticas y sensuales les conquistó. Untaban sus cuerpos con esencias como protección ante los hechizos y para sanar algunas dolencias. También apreciaban el tacto y el contacto con una piel perfumada, lo que les hacía sentirse irresistibles.

Las técnicas para extraer la fragancia de las flores fueron creadas por los egipcios, así como la creación de maravillosos frascos de cristal donde guardar la preciosa sustancia aromática. 
Las mujeres del antiguo Egipto cuando asistían a fiestas, lo hacían con un cono perfumado encima de su cabeza. Con el paso de las horas, la cera de las velas perfumadas se iban derritiendo, cubriendo el rostro y los hombros de las mujeres.

La aromaterapia también procede del antiguo Egipto donde, después del baño, procedían a realizarse masajes con aceites aromáticos para relajar el cuerpo y tranquilizar el alma. Dicha técnica se utilizaban con anterioridad en el embalsamiento de cadáveres.
Los Egipcios, cuando querían expresar la felicidad en los jeroglíficos, lo hacían mediante la palabra o el icono "nariz".

Una de las pruebas de lo dicho fue el hallazgo de un barco de carga naufragado en la costa sur de Turquía. Éste realizaba una ruta por diferentes puntos del mediterráneo cargando mercancías. Entre ellas, había un cargamento de resinas. La fecha nos viene dada por el sello de oro con el símbolo de Nefertiti, es decir, entorno a 1350 a.c. Dicha mercancía constaba de cien vasijas de resina de un árbol procedente de Chipre, Kios y Palestina, llamado Pistacia Terebinthus y cuyo destino era Egipto para la elaboración de perfumes. En un fragmento de una de las vasijas se encontró la siguiente inscripción: "Resina fresca que pertenece al capitán Ini, purificada para el fabricante de ungüentos Jaemuaset".

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